Edulcorantes artificiales acalóricos para adelgazar.

Cuando alguien se propone adelgazar lo primero que suele hacer es cambiar el azúcar de mesa por edulcorantes como la sacarina. La sacarina es un edulcorante acalórico, es decir que no aporta calorías, pero que aporta podríamos decir que el mismo dulzor que el azúcar.

Este cambio realmente no aporta muchos beneficios a la hora de adelgazar si no va acompañado de un cambio de hábitos, tanto hábitos alimentarios como hábitos de actividad física.

Una de las desventajas que tienen los edulcorantes acalóricos, especialmente cuando queremos adelgazar, es que no nos ayudan a mejorar el consumo de dulces y de alimentos ultraprocesados. Cuando compramos dulces edulcorados pensamos que son más saludables pero aunque sean un poco menos calóricos siguen siendo alimentos ultraprocesados que no se deben consumir de manera habitual. Es decir, lo que hay que hacer es reducir el consumo de dulces y educar el paladar hacia sabores menos dulces y más naturales.

Edulcorantes y microbiota intestinal.

Hace ya algún tiempo que se sabe que las personas que sustituyen el azúcar por edulcorantes con la intención de adelgazar pueden incluso tener más dificultades para perder peso que las personas que reducen el consumo de azúcar de su dieta.

A priori puede parecer lo contrario ya que los edulcorantes acalóricos ayudan a reducir las calorías de la dieta, pero es que además pueden modificar la microbiota intestinal algo que puede dificultar no solo la pérdida de peso sino también debilitar el sistema inmune y reducir la absorción y metabolización de algunos nutrientes.

Así que visto esto tenemos que tener en cuenta que si queremos adelgazar y que la pérdida de peso sea duradera lo mejor es ir cambiando de hábitos y reduciendo el consumo de azúcar y de alimentos dulces.