¿La sal engorda?

Esta pregunta tiene una clara respuesta y es que no, la sal no engorda. Y la sal no engorda porque no tiene contenido calórico. La sal común o sal de mesa, la que añadimos a las comidas al cocinar tampoco es la única sal que encontramos en nuestra dieta, sino que hay una elevada cantidad de sal oculta en los productos procesados que solemos comprar.

Por eso muchas personas piensan que la sal engorda y sin embargo lo que engorda es todo aquello que acompaña a la sal. Un exceso de sal en la dieta, y más en concreto un exceso de sodio circulando por la sangre lo que provoca es una retención de líquidos que tiene como finalidad diluir ese sodio que se encuentra en exceso para intentar evitar que se produzcan problemas. Un exceso de sal de manera continuada y a largo plazo puede provocar hipertensión. Por eso se suele recomendar reducir el consumo de sal cuando hay un problema de hipertensión.

¿Es necesario eliminar por completo la sal de las comidas?

No, no es necesario. Lo más importante es eliminar de la dieta todos esos alimentos procesados ricos en sal, es decir, toda la sal oculta que no solemos tener en cuenta. Esa sal se encuentra añadida incluso en muchos productos dulces, haz la prueba y mira las etiquetas la próxima vez que vayas a la compra.

Si eliminamos los procesados de la dieta, la sal de mesa es realmente poca sobre todo si trabajamos para reducir el umbral salado del paladar de manera que seamos capaces de reducir la cantidad de sal que utilizamos. También es importante saber que se puede reducir la cantidad de sal de las comidas añadiendo otros ingredientes que potencian el sabor como por ejemplo ajo, especias o hierbas aromáticas.