Cuando nos aficionamos a la cocina saludable nos damos cuenta de que existen muchos más ingredientes que los que solemos consumir habitualmente.

Este es el caso de las harinas. Para la mayoría de la gente existen una o dos harinas , pero cuando descubres las posibilidades de utilizar otro tipo de harinas de repente tu despensa se llena de paquetes con diferentes tipos de harina y es posible que no utilices todas tan habitualmente, sino que las reserves para alguna receta en concreto.

Este es en mi caso por ejemplo la harina de trigo sarraceno. Además es una harina que no encuentro fácilmente en todos los supermercados así que cuando la encuentro es fácil que compre más de un kilo.

Las harinas si no se conservan en las condiciones adecuadas de temperatura y humedad pueden llegar a estropearse más o menos rápido. Una solución para que esto no ocurra es congelar la harina en bolsas de zip que permiten un cierre hermético.

La harina cuando se congela queda suelta ya que su contenido en agua es muy escaso y esto nos permita sacar del congelador la cantidad que necesitamos en cada momento.

HARINA DE TRIGO DE SARRACENO

No contiene gluten

Rico en proteínas

Alto contenido en vitaminas